miércoles, 10 de febrero de 2010

LA IMPARCIALIDAD TIENE UN ALTO PRECIO






Es sumamente difícil ser imparcial, primero porque lo más difícil que existe es ver o determinar la realidad, en un mundo enmarañado como es este.
- Segundo porque todo el mundo intenta mangonearte o comprarte (¡Hasta! El Hijo de Dios, fue tentado por “el Mal”, e incluso dudó. Y pregunto yo: ¿total para qué, resistirse a la tentación, si ya sabía _ cómo divinidad que era_ de antemano que no serviría para nada su sermón…?)
- Tercero porque nunca la imparcialidad contenta a las partes y menos en el mundo de la política, máxime cuando el principal ingrediente de su salsa es el fango y su arte es el mangoneo intrigante. Siempre el político tendrá en mente esto: “O estas ciegamente con migo o estás en contra de mí”. Relajarse ante la lisonja de turno es engañarse a sí mismo.
_ Cuarto. El pueblo solo se deja llevar por las emociones del momento. Es como un banco de sardinas que sigue una determinada dirección y de repente un individuo gira y todos le siguen a una gran velocidad. No hay más que cuestionarse, si todos le siguen es que está bien. Y aunque uno no quiera seguir las necedades de ciertos individuos es inútil, no puedes, porque estas atrapado en medio de la masa, en cada giro.
Creo que fue ORTEGA Y GASSET quien dijo: “la masa arrasa todo lo que es diferente, individual, singular, cualificado y seleccionado”

Así que cuando leo este titular de hoy: El Poder Judicial inicia a toda prisa el trámite para suspender a Garzón. (El Periódico de Cataluña - 10/2/2010 (1) Recuerdo: Al creador de Utopía, Abogado y Canciller de Enrique VIII de Inglaterra, _Tomás Moro_. Quien por negarse a dar contento al rey, en sus pretensiones de anular eclesiásticamente su matrimonio, como medio para acallar sus devaneos amorosos, de los que todo el mundo murmuraba y que al monarca molestaba. Ya que: ¡Mediante el divorcio pretendía que el asunto quedara en algo sin importancia!(…) La porfía del monarca no pudo con la integridad de Moro, quien se negó rotundamente, a aceptar el juramento que reconocía a Enrique VIII por encima de las leyes y de Dios, hecho que encabrito al monarca, que lo mando juzgar, por alta traición y condenarlo a muerte. Ni que decir tiene que aunque Moro, dominaba a la perfección el sistema judicial de su país y de la época, de nada le sirvió. Pues quienes le sentenciaron para nada les importaba ser escrupulosos y atenerse a la ley. Solo buscaban prosperar, aunque fuera a la sombra de un Rey, Corrupto…

Es que al poder no se le puede cuestionar ni siquiera molestar, seas juez o jardinero… ¡Esto da igual! Aquí manda quien manda…Y si uno pretende hurgar en un pasado tan fétido como el nuestro, simplemente se le aparta…

Siempre me llamó la atención, que un juez español, no contentara a nadie, es decir, por contentar no contento ni a los dictadores extranjeros. Es qué tuviste la osadía de meterte con: Pinochet, Henry Kissinger, Silvio Berlusconi, El BBVA, Al-Qaeda y Osama bin Laden, con los traficantes de armas y drogas, contra los piratas… (Mira que ocurrencias tienes, señor juez, querer meter entre rejas a quien de verdad lo merece) No sabe que las leyes no están hechas para esto, sino para que estos conocidos personajes y otros no tan conocidos pero de igual calaña, continúen haciendo lo que les salga de los cojones... ¡Ya sabe o esta con el poder o contra el poder! La verdad no importa, puesto que todo es una puñetera mentira.


(1)

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