Toda sociedad que desee decidir de forma colectiva, bien sea en un club deportivo, en la comunidad de vecinos o en el trabajo…Suele reunirse para escuchar las opiniones de unos y de otros con la intención de tomar decisiones por unanimidad o por mayoría. En un ejercicio de democracia directa. En la que cada uno puede opinar sobre las cuestiones que se plantean en la comunidad. A medida que el número de personas de la comunidad aumente se hará más difícil y por lo cual se recurre a la democracia representativa, donde cada ciudadano elige a sus representantes.
Las elecciones sirven para elegir a estos representantes. Que en el caso español, están encuadrados en las filas de los partidos políticos (donde lo paradójico, es que su estructura interna no tiene nada de democrática) los cuales teóricamente representan las diferentes maneras de entender la sociedad y de afrontar los problemas a resolver. Cuando llegan las elecciones cada partido político elabora un programa con sus propuestas de gobierno y nombra un candidato que _supuestamente_ se encargara de defender estas propuestas desde el gobierno o desde la oposición. Durante la legislatura.
Cuando una democracia funciona, los gobernantes representan al pueblo por el que fueron elegidos pero además están controlados por el pueblo. Mediante los distintos mecanismos de control. (En nuestro caso estos mecanismos de control, están atrofiados). Los españoles no podemos ejercer ningún control sobre el gobierno, puesto que el Estado se ha encargado de anularlos por completo. (Vemos como controla la educación, la sanidad, la justicia, la información, la cultura…) Si como representados, no podemos ejercer un control sobre lo que puede hacer o deje de hacer el Estado.
¿Qué nos queda?
La legitimidad del poder se da, en tanto que la libertad del pueblo que lo elige, disponga libremente de los mecanismos independientes de control. Y esto no se da en España, pues la legitimidad que cree adquirir por medio del voto, la pierde ante la imposibilidad que tiene el votante para el ejercicio de su control. Y sin mecanismos de control no hay democracia.
A parte, como en el caso del PSOE, el daño causado, con el incumplimiento de su programa es irreparable. Su programa no se puede calificar más que de timo. Engaño absoluto a sus votantes y por supuesto a la izquierda que presume que representa. Si te sientes de izquierda y estos izquierdistas de pacotilla, te dan por saco, bien puedes tu darles por el saco a ellos. ¡Votando a los otros! ¡O Abstente…!
Que conste mi única aspiración a estas alturas, solo es ser un ciudadano más en una democracia, que no es poco… Tenemos que saber que no podemos elegir al azar un nombre o unas siglas, sino que debemos hacer una reflexión, sobre las opciones y elegir la que creamos la mejor. ¡Votar es decidir!
