jueves, 4 de marzo de 2010

“No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella”





Con frases como esta y algunos consejos más, he aprendido mucho de lo poco que yo sé. Por esto cada día doy las gracias y valoro más a todas estas personas que siempre enseñan, de las que uno aprende. No son catedráticos, ni profesores…muchos ni tan siquiera fueron a la escuela, su escuela y su universidad la vida, _que no es poco_ pero no por esto, estas personas no dejan de sentar cátedra…Son como aquella enciclopedia Álvarez, y que el viejo profesor decía, que se significaban por su intuitiva, sintética y practica forma de enseñanza…Vamos un poco de todo.

De personas como esta aprendí, que lo importante no es viajar sino saber bajarse del autobús, saber detenerte a observar lo que hay a tu alrededor. Y es que la aptitud es importante para enfrentarte en el día, a día, pero la aptitud mejorara con algo tan importante o más aún, como es la actitud que se muestre en la vida. No es igual ver la vida a través de un cristal oscuro que a través de un cristal amarillo. La actitud es la que nos permite mirarnos a nosotros mismos y a nuestro alrededor, es el filtro a través del cual percibimos la realidad. Es decir no siempre lo que se percibe a primera vista es cierto. Como una fotografía tampoco refleja toda la realidad de lo fotografiado, para reflejar esta realidad, necesitaría captar toda la información del mundo real y entonces dejaría de ser una fotografía.

Con el paso del tiempo, perdemos curiosidad y rebeldía, estas características deberíamos mantenerlas toda la vida. La curiosidad es alimento para la inteligencia, pues esta necesita de la indagación, la observación e intentado aprender cosas nuevas...mientras la rebeldía es necesaria para cambiar, revertir las cosas en un entorno hostil como es el que nos toca vivir a los seres humanos. Siempre me cuestiono lo que diariamente hacemos y muchas veces compruebo que existen razones para hacerlo diferente a como se dice o aconsejan que se haga. Llevo toda mi vida aprendiendo y cuanto más sé, más me queda por aprender. Si algo he aprendido es que debo estar abierto a todo el que me ensaña pero sin creerme nunca que no haya otra forma de enfocarlo. Por lo que siempre desconfió del experto que asevera que solo él, está en lo cierto.

(Apropósito de expertos, Jorge Bucay escribió este hermoso cuento: “Cuando yo tenía ocho años, encontré el Río Perdido. Nadie sabía dónde estaba, nadie en mi condado podía decirme cómo llegar, pero todos hablaban de él. Cuando llegué por primera vez al Río Perdido, me di cuenta rápidamente que estaba allí.
Uno se da cuenta cuando llega. ¡Era el lugar más hermoso que jamás vi, había árboles que caían sobre el río y algunos peces enormes navegando en las aguas transparentes! Así que me saqué la ropa y me tiré al río y nadé entre los peces y sentí el brillo del sol en el agua, y sentí que estaba en el paraíso. Después de pasar toda la tarde ahí, me fui marcando el camino hasta llegar a mi casa y allí le dije a mi padre:

-Papá, encontré el Río Perdido.

Mi papá me miro y rápidamente se dio cuenta de que no le mentía. Entonces me acarició la cabeza y me dijo:

-Yo tenía más o menos tu edad cuando lo vi por primera vez. Nunca pude volver.

Y yo le dije:

-No, no… Pero yo marqué el camino, dejé huellas y corté ramas, así que podremos volver juntos.
Al día siguiente, cuando quise volver, no pude encontrar las marcas que había hecho, y el río se volvió perdido también para mí.

Entonces me quedó el recuerdo y la sensación de que tenía que buscarlo una vez más.
Dos años después, una tarde de otoño, fuimos a la dirección de guarda parques del condado porque mi papá necesitaba trabajo. Bajamos a un sótano, y mientras papá esperaba en una fila para ser entrevistado, vi que en una pared había un mapa enorme que reproducía cada lugar del condado: cada montaña, cada río, cada accidente geográfico estaba ahí. Así que me acerqué con mis hermanos, que eran menores, para tratar de encontrar el Río Perdido y mostrárselo a ellos. Buscamos y buscamos pero sin éxito.

Entonces se acercó un guarda parque grandote, con bigotes, que me dijo:

-¿Qué estas buscando hijo?

-Buscamos el Río Perdido- dije yo, esperando su ayuda.

Pero el hombre respondió:

-No existe ese lugar.

-¿Cómo que no existe? Yo nadé ahí.

Entonces él me dijo:

-Nadaste en el Río Rojo.

Y yo le dije:

-Nadé en los dos, y sé la diferencia.

Pero él insistió:

-Ese lugar no existe.

En eso regresó mi papá, le tiré del pantalón y le dije:

-Decile, papá, decile que existe el Río Perdido.

Y entonces el señor de uniforme dijo:

Mirá niño, este país depende de que los mapas sean fieles a la realidad. Cualquier cosa que existiera y no estuviera aquí en el mapa del servicio oficial de guarda parques de los Estados Unidos sería una amenaza contra la seguridad del país. Así que si en este mapa dice que el Río Perdido no existe, el Río Perdido no existe.

Yo seguí tirando de la manga de mi papá y le dije:

-Papá, decile…

Mi papá necesitaba el trabajo, así que bajó la cabeza y dijo:

-No-hijo, él es el experto, si él dice que no existe…

Y ese día aprendí algo:

“Cuidado con los expertos. Si nadaste en un lugar, si mojaste tu cuerpo en un río, si te bañaste de sol en una orilla, no dejes que los expertos te convenzan de que no existe. Confía más en tus sensaciones que en los expertos, porque los expertos son gente que pocas veces se mojan”.)


- Según uno adquiere experiencia va confiando en su instinto, esa experiencia acumulada de lo que uno ha vivido, es la que te va orientando sobre lo que uno ha de hacer. Y esta experiencia me ha mostrado que no son los dirigentes políticos los que han de marcarte las pautas, sino las personas quienes deben marcárselas a ellos. De la actitud de las personas de la nación, depende su futuro:

¡Hazte respetar! ¡Haz trabajar al político, no lo solo lo votes!

PENSIONES II (¿Públicas o Privadas?)

Hoy deseo comenzar haciendo referencia a Van Rensselaer Potter , quien utiliza _ al inicio de los años 70 del siglo XX _ por primera ...